Una escalera de espejos, biombos de Coromandel y un inesperado homenaje a Murcia: así es el apartamento de Coco Chanel en París
El apartamento parisino de Gabrielle Chanel, alias Coco Chanel, es uno de los lugares más enigmáticos y especiales del mundo de la moda. Su escalera de espejos, donde la modista francesa presentó numerosas colecciones, forma parte del imaginario de la casa que lleva su nombre. En 1910, Chanel marcó el inicio de su legado al abrir su primera sombrerería en el número 21 de la Rue Cambon. Ocho años más tarde, trasladó su negocio al número 31 de la misma calle, un imponente edificio del siglo XVIII que desde entonces se ha convertido en el epicentro de la maison. Este emblemático espacio ha desempeñado un rol crucial, albergando su residencia, su boutique y su taller creativo, consolidándose como un símbolo de elegancia y sofisticación.
«El interior de una casa es la proyección natural del alma», afirmó Chanel, y la suya, cuidadosamente restaurada, está decorada con libros encuadernados en piel, muebles antiguos y objetos preciosos. Estos detalles, seleccionados con esmero, no solo reflejan su visión estética, sino que también han servido como fuente de inspiración constante para sus icónicas colecciones, estableciendo un vínculo entre su mundo personal y su legado creativo.
Biombos de Coromandel y una Cruz de Caravaca
Los biombos de Coromandel son una de las primeras cosas que se ven en el apartamento. La diseñadora acumuló más de 30 de estos muebles chinos de los siglos XVII y XVIII a lo largo de su vida, y los utilizó para decorar sus casas de París, Nueva York y Lausana, y en una ocasión comentó: «Soy como un caracol, llevo mi casa conmigo». Los biombos ricamente lacados inspiraron una colección de alta joyería en 2018, con piezas que evocan sus motivos florales y animales.
El biombo de Coromandel, una pieza de arte decorativo originaria de China, se caracteriza por ser una pantalla plegable compuesta de varios paneles de madera recubiertos con laca negra. Su diseño suele incluir detalladas representaciones de escenas de la vida cotidiana china o paisajes, donde el oro predomina como color principal. En algunos casos, se incorporan piedras semipreciosas, como el jade, para añadir sofisticación. Este tipo de biombo tuvo sus orígenes en el norte de China durante la Dinastía Qing.
Y es que el salón del apartamento de Chanel en París cuenta con decenas de detalles decorativos. Frente al espejo, se encuentra una pequeña cruz de Caravaca, considerada una importante reliquia dentro de la tradición cristiana. Esta venerada pieza, cuya versión original se encuentra en la basílica del Real Alcázar de la Vera Cruz, en el municipio murciano de Caravaca de la Cruz, es un símbolo sagrado que pertenece al patrimonio religioso de la Real e Ilustre Cofradía de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca.
De la Rue Cambon al Hotel Ritz
Aunque nunca pasó una noche allí, ya que prefería retirarse cada noche a su suite en el Ritz, el apartamento refleja plenamente la esencia de Gabrielle Coco Chanel. Preservado con fidelidad, el espacio se mantiene prácticamente igual que en 1971, año en que la icónica diseñadora falleció, conservando intacto su estilo y personalidad.
La pionera Chanel inventó muchas cosas. Evitó la ropa muy estricta para las mujeres, tomando ideas de la ropa masculina; el tweed fue cooptado del armario del terrateniente durante su romance con el duque de Westminster en la década de 1920; y la lana cardada se convirtió en un elemento esencial de su vestuario. Todo ello dibujó el uniforme de las mujeres dinámicas que viajaban, conducían y practicaban deportes.
La semana pasada, el lago del Oeste de Hangzhou (China) fue el escenario elegido por la maison para presentar su colección Métiers d’art 2024/25, inspirada en los biombos de Coromandel de Gabrielle Chanel, que hoy adornan las paredes de su apartamento de París. La maestría artesanal se reflejaba en cada prenda, con bordados de camelia y loto creados por Lesage adornando vestidos y trajes. Por su parte, los delicados encajes lacados y los plisados de Lemarié y Lognon añadían un toque de romanticismo a las blusas y los vestidos de noche, elevando cada diseño a una expresión de elegancia y sofisticación.
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